sábado, 2 de noviembre de 2013

A veces medito en la pintura monocroma de Yves Klein, o debo decir , Yves le monochrome, mas desde el azul IKB, no dejo de pensar en que en el acto mismo de cubrir una superficie de un solo color hay un acto de meditación en el gesto de cubrir la superficie solo de una tonalidad. Casi como en un gesto místico de consagrar el territorio a pintar solo a un color, no más, simplemente todo de azul o rosa en el espíritu de los Rosacruces, o como en este caso, en el espíritu de la locura, todo de amarillo...  

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